jueves, 15 de septiembre de 2016

Dejo el blog.
Dejo de escribir en él, pero no voy a eliminarlo. Lo escrito se queda.
Simplemente, escribir ha dejado de curarme. He buscado la explicación durante más de un año y a día de hoy no la encuentro.
Así que buscaré otra forma de cicatrizarme, a ser posible que sea efectiva a corto plazo.
La cuenta de Twitter ligada a este blog permanece también desactivada.
De todos modos, yo sigo aquí , disponible en comentarios, correo electrónico... lo que sea.
Gracias por estos dos años tan intensos.
Elipsis - Clara.

miércoles, 11 de mayo de 2016

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Se me han enganchado los ojos a su sombra.
Inspiro, espiro.
Siento las pulsaciones bajo mi piel, en las sienes, en las muñecas.
Me encuentro en un permanente estado de alerta, deseando no encontrarle al girar la esquina, deseando no escuchar de repente su risa amortiguada en cualquier local.
Vivo huyendo de un nosotros que nunca dejó de ser un yo y un él, un nosotros desvaído e incompleto.
Me temo que en alguna de estas escapadas me voy a dejar la razón olvidada.

lunes, 25 de abril de 2016

[Autorretrato]

Tras abrazarte fuerte y coser tus bordes con la yema de mis dedos,
me di cuenta de que no sabía qué estaba buscando
y de que tus manos son más suaves cuando las posas sobre mis páginas.
Tras quedarme ronca por las risas de madrugada
y los sueños proclamados a viva voz,
tras susurrar tu nombre a las farolas
y al puente de ojos tristes,
tras prestar atención al murmullo de agua salada
y amortiguar tus pasos sobre mi espalda,
solté el aire de golpe.
Retuve tu energía y el brillo mate de tu mirada
hasta que se me rompió la paciencia
y se desmigó poco a poco sobre mis rodillas.
¿Y ahora qué?
Nunca se me dio bien desechar al cerebro

cuando lo que entra en juego es el dibujo de tu dedo en mi clavícula.

viernes, 4 de marzo de 2016

Primavera

Te siento en el aire
y no sé si estás vestida o
desnuda de primavera.
Te inspiro cada vez
que se me infla el pecho de suspiros
o de bocanadas de calma,
y busco desesperadamente
tu aliento para apretarlo contra mis pulmones.
Sueño despierta con cruzar
los dedos y que aparezcas
aunque sus yemas no te toquen y
sólo seas otro espejismo de marzo.
Tantos amores callados están acabando
por dinamitarme el vientre
y nublar
mi pulso ya de por sí difuso.
Y si tienes a bien
reírte a campanadas o
esparcir tus semillas a mi alrededor

seré tuya.


miércoles, 30 de diciembre de 2015

Tu espiral

La palabra amor me da miedo. Como el verbo querer. Hoy en día nadie quiere reconocer lo que siente, por miedo a que los demás le digan lo poco que valen esos sentimientos. Yo tampoco soy capaz de reconocerlos. Puedo doblarme sobre mí misma al escuchar tu nombre y sonreír.

Y como soy una estúpida espero y tenso y fuerzo todo para luego darme cuenta de que no puedo seguir viviendo así. Como decía tu canción, “ni contigo ni sin ti, ostia puta”. Esa frase nunca había tenido tanto sentido como hasta ahora. Tengo que elegir entre joderme la vida contigo o joderme la vida sin ti. “Si duele no es amor”. Estoy harta de escucharlo. Si duele es amor. Pero amor tóxico.

“En verdad eres como una droga”, dijiste. Una droga de esas que te matan lentamente pero es dulce.  Estoy enganchada pero en el fondo no quiero dejarlo. “Sólo que sé cómo me daña la heroína y yo no puedo herirla a ella, pero a ti sí". Y sin embargo, con el mero hecho de existir yo ya estoy dejando de hacerlo. Es un imán, un verdadero imán, cuanto más empeño pongo en huir de ti me acerco más irremediablemente y lloro, y río, y me tiemblan las piernas y siento cómo el frío me muerde desde dentro.
¿Quién eres tú para meterme en esta espiral, tu espiral? Ahora sólo soy un fantasma de tus emociones, un reflejo de tu mirada vacía, una calada de tu risa y un trago de tu humor negro a palo seco.
Me dueles.



miércoles, 23 de diciembre de 2015

Arrivals 23:47

Los aeropuertos son lugares de alegría y de tristeza a partes iguales. Una de cal y otra de arena. Yo sigo esperando, sentada en el suelo frente a la puerta de llegadas. El avión de Berlín tardará poco más de veinte minutos, según dicen. Hace frío y en Barajas hay como un ambiente festivo que no acabo de encajar. Todo el mundo con sus gorros de Papá Noel, esperando a aquellos que quieren, con sus mejores sonrisas de espíritu navideño que desparecerán en cuanto primavera funda el invierno.
Y yo aquí, quieta, silenciosa, con el espíritu navideño todavía amordazado y la cabeza embotada, esperando el ruido de esa marea de gente volviendo a sus casas.
Es entonces cuando aparece, y entonces la navidad tiene sentido y tengo una razón por lo menos para ser feliz, y mi corazón bota en el pecho al sentir un abrazo. El calor de los que te quieren. El olor a cariño. Los ojos brillantes de sonrisa. La vuelta a casa.
Feliz Navidad.

domingo, 29 de noviembre de 2015

El yo diario.

No hace frío, hoy no.
Y no hay necesidad de cubrirse de capas y capas de ropa y máscaras.
A veces es bueno perderse, para así después encontrarse y descubrir que hay gente que te encontró antes de que tú lo hicieras. He cubierto mis heridas con el rasgueo de la guitarra y ahora tengo miedo de haber perdido mis sentimientos.
Mi yo de diario sonríe a la cámara mientras Elipsis gira la cabeza, incómoda. ¿A quién engaño? No siempre soy yo. No siempre soy Elipsis. Y tengo miedo de que una de las dos desaparezca y de sentir que me falta la mitad de mí misma.
¿Quién soy?
El tiempo, Cronos, lo dirá.
Hasta entonces, iré recogiendo mis jirones para no perder mi esencia.